Hola a todos,
Desde Roma os mando este "compartir" con la sensación de que esta historia que estoy viviendo es un verdadero privilegio que se ha hecho real gracias a muchos de vosotros, aunque sea de manera indirecta.
Llevo un mes en la "urbe" en un curso que se llama Sesión Internacional de Estudios Lasalianos compartiend
o la vida con otro grupo de 35 personas de todo el mundo, todos los estados, culturas y casi me atrevería a decir que religiones posibles; pero no es cierto porque todos somos católicos, aunque algunos con una visión de la religión muy matizada por la realidad multirreligiosa que les toca vivir. En el curso estamos dando vueltas al tema de la Asociación, que para La Salle es como el alma del carisma que desde hace trescientos años se ha ido sucendiendo de una generación a otro generación de hermanos y que poco a poco nos va configurando también a los seglares que estamos en contacto con la misma misión y que va salpicando experiencias nuevas de comunidad, misión compartida...
Lo primero que me sale es sentirme PRIVILEGIADO. Estar un mes, en Roma, en pleno curso (cuando el resto está trabajando) con gente de todo el mundo, en la casa central (donde se cuece gran parte del bacalao) y para hablar de los temas de la "familia"... pues eso... sencillamente un privilegio que te pide a la vez cierta responsabilidad.
Por otro lado, me sale también sentirme en COMUNIÓN. Cuando he llegado aquí me he dado cuenta de lo grande que es la familia familia a la que pertenezco. Y no me refiero solo al contexto de La Salle, sino a la Iglesia en general... somos muchos, plurales, diversos, multiples... , mucho más de lo que uno había pensado incialmente. Se dan situaciones curiosas: intentar chapurrear en inglés quién eres, de dónde vienes y a qué te dedicas ... darse cuenta de que el milagro de la comunicación se hace posible gracias al esfuerzo de todos... sentarse al lado de un etiope y sentirse en el mismo barco... oir hablar de cómo la salle va creciendo en rincones del planeta tan lejanos como Malasia, Nueva Zelanda, Colombia... Uf!... Es una riqueza enorme.
Me sale también sentirme HEREDERO de algo valioso y por lo tanto RESPONSABLE. Por ahora hemos estado hablando de la historia inicial, de cómo entendió el Fundador y los primeros Hermanos el voto de asociación y llegar a conclusiones muy chulas como por ejemplo que el voto de asociación es la respueta de la aventura lasaliana a una situación de crisis, que el mayor regalo que podemos dar los lasalianos al mundo es la fraternidad, o que el voto de asociación es el corazón del carisma lasaliano del que podrá nacer las únicas iniciativas originales que hagan caminar hacia el futuro (esto ayuda mucho a centrar sueños, perspectivas, fuerzas y energias). La segunda semana estuvimos estudiando las meditaciones del Fundador para las fiestas de los santos que fundaron diferentes movimientos de Iglesia (S. Ignacio, S. Bruno. Sta. Teresa...) y salvando las distancias entre el lenguaje del Fundador y nuestros lenguajes uno llega a la conclusión de que Dios llama, que las personas que caminan en fidelidad a esta llamada hacen de su vida una respuesta para la Misión y que la fe en el Dios que llama y la Misión a la que nos sentimos llamados están relacionadas entre sí. Y esta última semana estamos viendo el tema de la AIMEL (La primera Asamblea en la que juntos, Hermanos y Seglares, se sentaros para soñar con el futuro del Instituto)
Y por último me está saliendo mucho que en el mundo en el que vivimos y viendo la realidad tan diversa de nuestra "familia", siento el reto de querer vivir con AUTENTICIDAD y también desde la EXIGENCIA el carisma lasaliano, siendo seglar.
Eso es lo que os cuento de los temas... de la conviviencia, de las relaciones con la gente, de lo que vas aprendiendo del encuentro con los otros, de jugar con la nieve con gente que en su vida había visto nevar, de las 1475 iglesias que hay en la ciudad, de las excursiones, de los helados de Roma, de los largos paseos por las piazzas, de los kilos que uno va cogiendo por la rica pasta "al dente", de ... eso ya lo dejamos para cuando nos veamos en verano, que todavía me quedan dos semanas que pienso aprovechar al máximo... y tranquilos, que aunque uno esté en Roma, uno siempre va sacando sus tiempecitos para ir haciendo mis trabajitos manuales del Carmelo (qué mal suena esto)
Nada más,
Un abrazo y a seguir bien...
Juanan
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